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riHEspacio de Eos
EL MAESTRO (UNA HISTORIA LARGA, PARA LEER Y PENSAR)
Eos- José Luis Eos-José Luis
hace 12 años
Se trataba de un anciano que tenía fama de sabio, y al cual la gente acudía en busca de ayuda o de consejo.
Cuando algún forastero preguntaba por qué le decían maestro…. en qué consistía su sabiduría…. o qué ciencia dominaba ese hombre que parecía un humilde campesino…. la gente no sabía muy bien qué responder.
– Es un hombre feliz, que vive en paz con todos- Esa, era una de las tímidas respuestas.
Un buen día, un joven que escuchó hablar de él y que ansiaba adquirir conocimientos, se presentó para pedirle que le enseñara. El anciano se sorprendió del pedido, pero aceptó con entusiasmo. Hacía muchos años que vivía solo y le gustó la idea de tener a alguien con quien compartir su tiempo nuevamente.
A la mañana siguiente, se levantaron y prendieron el fuego para calentar agua y cocinar el pan que habían dejado preparado la noche anterior. Mientras esperaban que el desayuno estuviera listo, el maestro se sentó en un banco y se puso a contemplar por la ventana. El discípulo, parado detrás de él, trataba de poner la mirada en el mismo lugar que el maestro para descubrir qué estaba mirando tan concentrado.
Por la ventana sólo se veía el campo, flores silvestres, el gallinero y los perros recibiendo los primeros rayos del sol. A los pocos minutos, el joven se aburrió y se fue a sentar. Tomó un libro de su mochila y comenzó a leer. Sin embargo, a cada momento se distraía y pensaba cómo el maestro podía perder el tiempo sin hacer nada.
Cuando el olor a pan inundó la habitación, el maestro se levantó, preparó el te, colocó dos jarros sobre la mesa y el pan sobre una servilleta. Se sentó, indicó con un gesto de su mano al discípulo que hiciera lo mismo, y comenzó a comer el pan cortándolo en pequeños pedazos y mojándolos en el té caliente. El discípulo estaba asombrado: el maestro se había olvidado de agradecer la comida.
Sin disimular, y para que el ot
Espacio de Eos
EL MAESTRO (UNA HISTORIA LARGA, PARA LEER Y PENSAR)
Eos-José Luis Eos-José Luis
hace 12 años
Se trataba de un anciano que tenía fama de sabio, y al cual la gente acudía en busca de ayuda o de consejo.
Cuando algún forastero preguntaba por qué le decían maestro…. en qué consistía su sabiduría…. o qué ciencia dominaba ese hombre que parecía un humilde campesino…. la gente no sabía muy bien qué responder.
– Es un hombre feliz, que vive en paz con todos- Esa, era una de las tímidas respuestas.
Un buen día, un joven que escuchó hablar de él y que ansiaba adquirir conocimientos, se presentó para pedirle que le enseñara. El anciano se sorprendió del pedido, pero aceptó con entusiasmo. Hacía muchos años que vivía solo y le gustó la idea de tener a alguien con quien compartir su tiempo nuevamente.
A la mañana siguiente, se levantaron y prendieron el fuego para calentar agua y cocinar el pan que habían dejado preparado la noche anterior. Mientras esperaban que el desayuno estuviera listo, el maestro se sentó en un banco y se puso a contemplar por la ventana. El discípulo, parado detrás de él, trataba de poner la mirada en el mismo lugar que el maestro para descubrir qué estaba mirando tan concentrado.
Por la ventana sólo se veía el campo, flores silvestres, el gallinero y los perros recibiendo los primeros rayos del sol. A los pocos minutos, el joven se aburrió y se fue a sentar. Tomó un libro de su mochila y comenzó a leer. Sin embargo, a cada momento se distraía y pensaba cómo el maestro podía perder el tiempo sin hacer nada.
Cuando el olor a pan inundó la habitación, el maestro se levantó, preparó el te, colocó dos jarros sobre la mesa y el pan sobre una servilleta. Se sentó, indicó con un gesto de su mano al discípulo
Sin disimular, y para que el otro s
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EL MAESTRO (UNA HISTORIA LARGA, PARA LEER Y PENSAR)
Eos-José Luis Eos-José Luis
hace 12 años
Se trataba de un anciano que tenía fama de sabio, y al cual la gente acudía en busca de ayuda o de consejo.
Cuando algún forastero preguntaba por qué le decían maestro…. en qué consistía su sabiduría…. o qué ciencia dominaba ese hombre que parecía un humilde campesino…. la gente no sabía muy bien qué responder.
– Es un hombre feliz, que vive en paz con todos- Esa, era una de las tímidas respuestas.
Un buen día, un joven que escuchó hablar de él y que ansiaba adquirir conocimientos, se presentó para pedirle que le enseñara. El anciano se sorprendió del pedido, pero aceptó con entusiasmo. Hacía muchos años que vivía solo y le gustó la idea de tener a alguien con quien compartir su tiempo nuevamente.
A la mañana siguiente, se levantaron y prendieron el fuego para calentar agua y cocinar el pan que habían dejado preparado la noche anterior. Mientras esperaban que el desayuno estuviera listo, el maestro se sentó en un banco y se puso a contemplar por la ventana. El discípulo, parado detrás de él, trataba de poner la mirada en el mismo lugar que el maestro para descubrir qué estaba mirando tan concentrado.
Por la ventana sólo se veía el campo, flores silvestres, el gallinero y los perros recibiendo los primeros rayos del sol. A los pocos minutos, el joven se aburrió y se fue a sentar. Tomó un libro de su mochila y comenzó a leer. Sin embargo, a cada momento se distraía y pensaba cómo el maestro podía perder el tiempo sin hacer nada.
Cuando el olor a pan inundó la habitación, el maestro se levantó, preparó el te, colocó dos jarros sobre la mesa y el pan sobre una servilleta. Se sentó, indicó con un gesto de su mano al discípulo que hiciera lo mismo, y comenzó a comer el pan cortándolo en pequeños pedazos y mojándolos en el té caliente. El discípulo estaba asombrado: el maestro se había olvidado de agradecer la comida.
Sin disimular, y para que el otro s