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agusuwu22
May 15, 2020 at 06:12 PM
es que perdí muchas al apostar en la app y ni siquiera sabía que estaba apostando
luiscarbonell008
May 15, 2020 at 06:26 PM
pues completas unas offertas y listo
GattoCC
May 15, 2020 at 06:56 PM
pues creo que Ninguna excepto apostar Gemas en el juego de la Advininanza porque puedes perder mucho.
derekXD330
May 15, 2020 at 06:58 PM
mirar videos y jugar juegos
rusbbel_velizz
May 15, 2020 at 10:53 PM
como gano gemas
liliana_allison
May 15, 2020 at 11:02 PM
CONTAR CUENTOS COMO ESTE Érase una vez un comerciante de la India que se ganaba la vida vendiendo aceitunas en la gran ciudad. El trayecto desde su pueblo hasta el mercado era largo, así que todas las mañanas colocaba la mercancía sobre el lomo de su inseparable asno de pelo gris, y cuando estaba listo partían juntos hacia su destino.
Gracias a que el burro era fuerte, veloz y gozaba de muy buena salud, los sacos llegaban siempre en perfecto estado al puesto de venta. El mercader apreciaba el esfuerzo diario del animal y estaba orgulloso de lo bien que trabajaba, pero a decir verdad había una cosa de él que le fastidiaba un montón: ¡comía mucho más que cualquier otro de su misma especie! La razón era que como cargaba tanto peso gastaba mucha energía, y al gastar mucha energía necesitaba reponer fuerzas continuamente. El hombre, buena persona pero muy tacaño, solía lamentarse ante el resto de los comerciantes de lo caro que resultaba alimentarlo ocho veces al día.
– Yo no sé cuánto zampan vuestros asnos, pero desde luego este come más que un elefante… ¡Está engordando muchísimo y cada vez me cuesta más mantenerlo!
Una noche se puso a repasar los beneficios del mes y comprobó que no le salían las cuentas. Enfadado, se echó las manos a la cabeza y empezó a maldecir.
– ¡Este burro tragón es mi ruina! Engulle tanto que la mitad de lo que gano se va en comprar sacos de alfalfa para saciar su apetito. ¡Esto no puede seguir así!
Absolutamente decidido a encontrar una solución, cerró los ojos y se puso a meditar.
– Ahora que lo pienso todos los días paso por delante de una finca donde crece la alfalfa a porrillo y… ¡Claro, cómo no se me ha ocurrido antes!… ¡Puedo llevar allí a mi borrico glotón y dejar que se atiborre sin gastarme ni una sola moneda!
El plan era bastante bueno, pero…
– El único inconveniente es que el terreno tiene dueño. Si cuelo al burro y el capataz encargado de vigilar las tierras lo ve llamará a los guardias y… ¡Oh, no, me acusarán de inva
liliana_allison
May 15, 2020 at 11:04 PM
O COMO ESTE En una cabaña cerca del bosque vivía un leñador con sus dos hijos, que se llamaban Hansel y Gretel. El hombre se había casado por segunda vez con una mujer que no quería a los niños. Siempre se quejaba de que comían demasiado y que por su culpa, el dinero no les llegaba para nada.
– Ya no nos quedan monedas para comprar ni leche ni carne – dijo un día la madrastra – A este paso, moriremos todos de hambre.
– Mujer… Los niños están creciendo y lo poco que tenemos es para comprar comida para ellos – contestó compungido el padre.
– ¡No! ¡Hay otra solución! Tus hijos son lo bastante espabilados como para buscarse la vida ellos solos, así que mañana iremos al bosque y les abandonaremos allí. Seguro que con su ingenio conseguirán sobrevivir sin problemas y encontrarán un nuevo lugar para vivir – ordenó la madrastra envuelta en ira.
– ¿Cómo voy a abandonar a mis hijos a su suerte? ¡Son sólo unos niños!
– ¡No hay más que hablar! – siguió gritando – Nosotros viviremos más desahogados y ellos, que son jóvenes, encontrarán la manera de salir adelante por sí mismos.
El buen hombre, a pesar de la angustia que sentía en el pecho, aceptó pensando que quizá su mujer tuviera razón y que dejarles libres sería lo mejor.
Mientras el matrimonio hablaba sobre este tema, Hansel estaba en la habitación contigua escuchándolo todo. Horrorizado, se lo contó al oído a su hermana Gretel. La pobre niña comenzó a llorar amargamente.
– ¿Qué haremos, hermano, tú y yo solitos en el bosque? Moriremos de hambre y frío.
– No te preocupes, Gretel, confía en mí ¡Ya se me ocurrirá algo! – dijo Hansel con ternura, dándole un beso en la mejilla.
Al día siguiente, antes del amanecer, la madrastra les despertó dando voces.
– ¡Levantaos! ¡Es hora de ir a trabajar, holgazanes!
Asustados y sin decir nada, los niños se vistieron y se dispusieron a acompañar a sus padres al bosque para recoger leña. La madrastra les esperaba en la puerta con un panecillo para cada uno.
– Aquí tenéis un men
leanpal
May 15, 2020 at 11:40 PM
ve a la pestaña que dice articulos y luego en votar y te da gemas
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