Orstein y Smough
Estos dos son uno de los jefes finales más emblemáticos del primer Dark Souls, primero por que es un combate contra dos jefes, cada uno con un patrón de ataques distinto; y segundo por que estos dos jefes son toda una bestialidad. Desde el primer segundo en el que pisas la sala, Orstein arremeterá contra ti sin piedad seguido de Smough, y ya no mencionemos el hecho de que curarse en esta batalla es muy difícil. Además de que después de derrotar a uno de los dos entraremos en la segunda fase de la pelea con el que haya quedado en pie, el cual toma los poderes de su compañero. Esta es una de esas peleas que la vas a pasar mal si no tienes a un compañero para que te ayude, ya que si vas por tu cuenta morirás muchas veces antes de que caiga solo uno. Sin dudas de las peleas más difíciles pero a la vez de las más satisfactorias que nos podemos encontrar.
Vigilantes del Abismo
Este jefe final se compone de un combate contra varios de estos caballeros que antaño juraron proteger a Lothric del abismo, hasta que acabaron corrompidos. En la primera fase de este jefe luchamos contra dos de estos caballeros que no tendrán piedad, a los pocos minutos de batalla aparecerá un tercero que sorprendentemente, no tendrá como objetivo acabar con nosotros, sino que se dedicará a atacar a sus hermanos. La primera fase de este jefe puede resultar más sencilla que otros combates, sin embargo al pasar a la segunda fase, ya no tendremos que luchar contra 2 si no con uno solo pero con movimientos más rápidos y letales. El combate contra este jefe es una maravilla, dado que te llevas una gran sorpresa al ver luchar a estos caballeros corrompidos por el abismo entre sí.
Sir Alonne
Dark Souls 2 no llegó a estar a la altura de la primera entrega, ya que este juego pecaba mucho de dificultad artificial, que hacía que los combates fueran más difíciles solo por que sí. Sin embargo una de las mejores peleas que recuerdo, ha sido el combate contra Sir Alonne del DLC La corona del Viejo Rey de Hierro, ya que al entrar a la sala de este jefe podemos apreciar el piso más limpio y resplandeciente que vayamos a ver en toda nuestra vida. Bromas a parte, el combate contra este Samurái es muy complicado, ya que este jefe no deja de atacarte en ningún momento con su gran katana, además de que sus movimientos nos dan la ilusión de estar luchando contra otro jugador. Todo el combate puede resumirse en tener paciencia y saber cuando atacar, puesto que es un jefe que deja poco margen de error a la hora de enfrentarlo.
Bailarina del Valle boreal
Este es uno de los jefes más difíciles de Dark Souls 3 si no es el más difícil (al menos en el juego base). El combate contra la bailarina resulta ser muy complicado dado su patrón de ataques de largo alcance, a esto hay que sumarle el hecho de que tiene un ataque que puede quitarte gran parte de tu vida o incluso matarte. Nos podremos enfrentar a este jefe después de acabar con Aldrich, el Devoradioses, o en cualquier momento del juego, ya que basta con matar a la sacerdotisa que se encuentra en la iglesia de la catedral de Lothric. Sin embargo no es recomendable enfrentarse a ella en las primeras horas del juego, dado que es un jefe sumamente complicado de vencer por cuenta propia, incluso si estamos en compañía de varios jugadores el combate no se vuelve más sencillo, y la segunda fase de este jefe es todo un espectáculo, eso si logras pasar de la primera.
Sif el Gran lobo gris
La pelea contra Sif no brilla tanto por su dificultad, ya que si estás bien armado resulta ser un combate sencillo, no obstante por lo que más brilla la pelea, es por la carga emocional y el lore que este posee. Sif fue el compañero de Artorias, uno de los caballeros y protectores personales de Gwyn, y después de que este fuese consumido por el abismo, vemos como Sif se encarga de resguardar su tumba. El combate contra este jefe, cambia ligeramente en cuanto a lo que vemos al principio de la pelea, si es que hemos jugado al DLC antes de enfrentarnos a él, haciendo que el combate tenga una carga emocional aún mayor. Además, si dejamos a Sif con poca vida, podemos llegar a ver como este cambia su manera de luchar, siendo más lento, torpe y cojeando de una pata.
El Podrido
El podrido se ha ganado el lugar de ser uno de los jefes que más odie (de buena manera) en Dark Souls 2, ya que la zona en la que se encuentra este jefe esta llena de estatuas que escupen veneno, cortesía del Podrido. Llegar hasta este jefe es todo un martirio si cuentas con pocos musgos venenosos, a esto hay que añadirle los NPC’s que nos invaden, haciendo que llegar hasta la sala del jefe sea más difícil. Aun con todo esto dicho, El Podrido me gustó mucho por el diseño tan bizarro que posee, en el que podemos ver su cuerpo cubierto por partes humanas.
Caballero Artorias
En el DLC del primer Dark souls podemos llegar a luchar contra uno de los personajes que más se mencionan en el juego base, este es el caballero Artorias. Cuando entramos a luchar contra este jefe vemos como el gran caballero, está consumido por el abismo, el combate contra este personaje es uno de los mejores que podemos encontrar, tanto por sus movimientos que son todo un espectáculo y calzan muy bien con lo que se nos presenta, como por el lore que guarda. Además luego de luchar contra él y derrotarlo, tenemos la posibilidad de crear con su alma, el espadón del abismo, que tiene el mismo set de movimientos que el de Artorias del Abismo.
Hermana Friede y Padre Arandiel
Las cenizas de Arandiel fue el DLC más criticado de Dark Souls 3, ya que era demasiado corto, los escenarios no eran tan variados y contaba con muy poco lore, sin embargo este DLC nos dejó con uno de los jefes finales más difíciles de todo el juego. La hermana Friede es el último jefe al que nos enfrentamos en las cenizas de Arandiel, y el combate contra ella consta de tres fases en lugar de dos, cada una más difícil que la otra; en la primera fase luchamos contra ella sola, en la segunda contra ella y su padre, y en la tercera volvemos a luchar contra la hermana Friede pero esta vez con el nombre de Friede de la Llama negra, que cuenta con un set de movimientos más rápidos y letales, además de añadir magia negra a su arsenal de ataques. Este jefe final se ha convertido en una de las causas principales de destrucción de mandos en toda la comunidad de Dark Souls.
Gwyn, Señor de las Cenizas
Gwyn es el último jefe al que nos tendremos que enfrentar en el primer Dark Souls. Este personaje es el señor de la luz solar que se inmoló en el horno de la llama original al ver como esta empezaba a desaparecer. Al llegar hasta donde se encuentra este jefe podemos ver lo que queda de él, y al entrar en el combate podemos escuchar una melodía distinta a la que veníamos escuchando en las peleas con los otros jefes. La música triste que marca el tono de esta batalla nos hace entrar en el contexto de su historia, al ver el cascaron vació del que antes fue conocido como un dios. La pelea contra Gwyn es de las más agresivas que nos encontramos en este juego, ya que no te deja curar en ningún momento, sin dudas un jefe final de recuerdo y que además fue homenajeado con el último jefe de Dark Souls 3.
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