Se puede decir lo mismo de su jugabilidad, porque Hob te cuenta lo basiquísimo y ya está. No hay una flecha que seguir ni un tutorial con el que avanzar, tan solo un mapa que te dice a dónde tienes que llegar y dónde encontrar los coleccionables, que no cómo hacerlo. Tienes que ir resolviendo los puzles, cruzando las plataformas e investigando por tu cuenta. Pero lo más grande de este título es que, a pesar de todo, nunca llegamos a sentirnos perdidos o abandonados, o al menos no hasta el punto de no poder salir del atolladero con un paseo.
El mundo de Hob es precioso y también muy original, y algo misterioso. Por todas partes aparece una extraña "corrupción" que no se sabe de dónde viene y, en términos generales, el objetivo es eliminarla y devolver al planeta su belleza natural. Por eso las acciones y decisiones afectan, no solo estéticamente, sino que el escenario también es un puzle gigante con partes móviles. Al activar un interruptor puede que estés transformándolo todo, pero siempre sin provocar que las piezas dejen de encajar, como un Lego.
DISEÑO Y VISUAL
Hob, es, ante todo, un plataformas en tercera persona con planos de cámara fijos y un sistema de control sencillo que funciona bien. Cuando no consigues llegar a una zona generalmente crees que la culpa es tuya por no hacerlo bien, ni por el diseño ni por la respuesta. No hay que pensar demasiado para resolver los acertijos que plantea, casi todos de tipo físico y movimientos. Y para los ataques se sirve de un golpe fuerte y otro flojo, un bloqueo con escudo y un par de técnicas defensivas más.
Se puede decir que hay suficiente como para tener variedad, pero no es un aspecto destacado. Pasa lo mismo con esa parte evolutiva o errepegera que te permite conseguir puntos durante la aventura para aplicárselos al personaje. No hay atributos que mejorar, son para comprar habilidades nuevas o equipamiento como el escudo que decíamos. También hay que encontrar recetas para mejorar en salud y energía, que invitan a explorar un poco más y no ir siempre al objetivo.
Una experiencia fluida con un juego pulido, pero que también tiene sus pequeños baches. Hay momentos, sobre todo cuando se ve mucho escenario de fondo, en el que la tasa de refresco de imagen sufre. Además también le quedan algunos bugs, uno de los cuales obligó a reiniciar. Lo que más puede afectar a un jugador normal son las cámaras fijas, porque en una cantidad pequeñita pero mencionable de ocasiones dan lugar a situaciones molestas.
Nada que te haga dejar el juego a un lado, desde luego, porque la experiencia en general es muy buena. Son diez horas sin haberlo acabado del todo de explorar con algunos aderezos. Un juego para quienes quieren descubrir mundos originales, bien diseñado y técnicamente digno.