Hoy os voy a hablar sobre Castlevania: Harmony of Dissonance, una verdadera joya de la Game Boy Advance y dentro de la gran antología de Castlevania.
La historia comienza en el año 1748, cuando Maxim, el mejor amigo de nuestro protagonista, Juste Belmont, vuelve después de dos años completamente magullado informándonos de que la amiga de la infancia de Juste, Lydie, ha sido secuestrada, y por si fuera poco, Maxim ha perdido la memoria.
Maxim lleva a Juste, donde siente que podría estar recluida la amiga, y de pronto se topan con un castillo salido de la nada acompañado de una gran espesa niebla iluminado por la luz de la luna.
A partir de aquí como es costumbre en esta saga, tendremos que recorrernos todas las salas del castillo en busca de la verdad, en busca de nuestra amiga y salir todos vivos del averno con forma de castillo.
La historia es muy intrigante, sobre todo por las conversaciones entre Maxim y algunos enemigos que te dan a entender que algo no cuadra en todo esto, y como es normal, nos sorprenderemos al ir avanzando en el videojuego.
La jugabilidad es igualita a la Sinfonía de la noche, toda una perfección, podremos esquivar en todo momento hacia atrás con los gatillos de “L” y “R”, tendremos las famosas sombras del personaje mientras va corriendo o esquivando.
En todo momento tendremos como arma un látigo, pero se podrá ir mejorando mediante las distintas puntas que nos encontremos por el castillo. Así como los libros mágicos que descubramos esparcidos por todas las habitaciones del castillo. Estos libros dotan de poder elemental a las sub-armas, de esta manera, dependiendo de la sub-arma y el libro elemental, el ataque será diferente y gastaremos poder mágico para poder realizarlo.
Estos libros son cinco: Hielo, Fuego, Viento, Relámpago e Invocación. Durante las exploraciones encontraremos una sala donde podremos decorarla con los muebles que vayamos encontrando a lo largo del videojuego. Si logramos encontrar todo el mobiliario, repercutirá en uno de los finales.
En esta partida también tendremos la ocasión de investigar dos castillos, pero a diferencia del Sinfonía de la noche, en esta parte podremos alternar de un castillo a otro mediante los portales que hay repartidos por las fortalezas. Estos escenarios cambian significativamente entre ellos dándonos pistas sobre lo que está pasando.
Mientras vayamos viajando entre los portales, nos daremos cuenta de que no podremos avanzar por falta de una habilidad, objeto especial o incluso resolver algún que otro puzle repartido por los castillos, y la verdad es que hay demasiadas zonas de este género aguardando una destreza o artilugio para poder seguir explorando.
Tendremos una cantidad de enemigos únicos rondando por los dos castillos, cómo también de “Jefes”, ya sean de zona u opcionales que custodian algún elemento importante. Asimismo, nos encontraremos distintos tipos de objetos curativos, objetos potenciadores y armaduras que nos harán más llevadera la aventura, como también iremos subiendo de nivel haciendo más poderoso a Juste, derrotando a los enemigos esparcidos por los entornos.
La música como todo juego de Castlevania, es una obra de arte, cada melodía nos situará en un escenario o situación de una manera brillante. Los gráficos, para ser un juego de la Game Boy Advance, hay que reconocer que son realmente increíbles y más en el juego de colores para identificar el tipo de castillo.
Conclusión:
Castlevania: Harmony of Dissonance es un juego espectacularmente brillante, ofreciéndonos horas y horas con todos sus finales secretos, eventos ocultos y los extras una vez pasada la historia.
Os dejo una fotografía donde se muestra el orden cronológico del mundo de Castlevania, por si alguien quiere hacerse un tour en el orden de las historias.
Recomiendo esta obra de arte a todos los que les guste un buen juego de exploración libre mezclado con un toque de rol. Y claramente a los fans de Castlevania, para que se lo pasen una vez más.
Gracias y un saludo a todos los de Gamehag.
Todas las imágenes han sido tomadas de “fotos Google”.
buen articuloson juegos de pocos re quisitos